lunes, 30 de noviembre de 2009

LA ADOPCIÓN ES PARA EL NIÑO

¿Qué es la adopción?

Es la forma de dar al niño que ha perdido a sus padres lo que ha perdido: unos padres. Sólo cabe la adopción cuando el niño ha perdido lo que necesita: el padre y la madre. Por lo tanto, el único derecho que cuenta en materia de adopción es el del menor a tener el padre y la madre que ha perdido. La adopción no es un tema de adultos que desean tener niños, sino un asunto de niños que no tienen ya –por la razón que sea- a sus padres. Por eso, en principio, la adopción es darle al niño por ministerio de la ley lo que ha perdido: un padre y una madre.

Las anteriores consideraciones nos indican ya cual debe ser el régimen ordinario y preferente de la adopción: un mecanismo para crear una relación de filiación entre el niño sin padre ni madre y unos nuevos padre y madre que reciben los derechos y las obligaciones propios de la paternidad-maternidad en beneficio del menor. En la adopción no hay derechos ni intereses de los adultos a atender, sino derechos e intereses del menor a cuidar y proteger.

Honestamente nadie puede demostrar que en un caso concreto, para un niño específico, es mejor ser adoptado por dos varones o dos mujeres a título de padres conjuntamente, que ser adoptado por un padre y una madre. Por tanto, dado que con los niños no se deben hacer experimentos, lo razonable es que por medio de la adopción el niño recupere lo perdido: una madre y un padre.
Cierto es que existe legalmente la adopción por persona sola, pero creo que no es una buena solución con carácter general (se podría justificar cuando preexisten ya unas relaciones particulares e intensas entre adoptante y adoptado). Pero la adopción por parejas del mismo sexo es distinta a la adopción por persona sola y presenta características singulares y distintas a tener en cuenta.

La adopción conjunta por dos personas del mismo sexo supone privar a un niño en concreto de la referencia paterno-materna, para introducirle por decisión administrativa o judicial en un contexto relacional distinto radicalmente al que tenía antes de perder a sus padres y del que se deriva de la natural constitución bipolar hombre-mujer que contextualiza la paternidad-maternidad en la especie humana. ¿Es razonable hacer este experimento con un niño o niña en concreto? Creo que no. Los experimentos con gaseosa, como dijo Alvaro D´Ors; no con niños, por favor.
Benigno Blanco
Presidente del Foro Español de la Familia
(maDRID, 27 de Octubre de 2008, artículo publicado en el Global Henares)

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